LA PSICOMOTRICIDAD DE CHARLOTEO
¡Hola a todos y todas!
Ya sabéis que en Mara-Mara somos grandes defensoras de la psicomotricidad y tenemos una amplia oferta en grupos de psicomotricidad educativa y terapéutica. Pero realmente… ¿de qué va esto de la psicomotricidad y para qué sirve exactamente?. No os preocupéis, tan solo tenéis que seguir leyendo, Maialen Iturrizaga, psicomotricista y cooperativista de Mara-Mara nos lo explica de manera sencilla en la siguiente entrada.
Cuando te sumerges en el mundo de la Psicomotricidad, quieres que todo el mundo sepa lo importante y lo beneficioso que es para nuestros hijos e hijas. Por un lado queremos que todas las niñas y niños que conocemos se apunten a Psicomotricidad porque con ello van a tener una infancia más acompañada. Pero por otro lado, cuando una madre o padre te pregunta en qué consiste la Psicomotricidad, pues… casi que no se muy bien cómo explicarlo. Porque ¿cómo explicar algo sencillo pero que entraña algo tan complejo?
Cuando lo explicas de forma sencilla, muchas veces escuchas… “psicomotricidad entonces es jugar en las colchonetas”. Y parte de razón tienen, porque sí, es así. Pero cuando quieres explicar lo que implica esa sencillez y empezamos con palabrejas como unidad corporal y fantasmas arcaicos, parece que estamos ante una batalla de inteligencia. ¿Cómo creemos que los padres y madres van a poder entender esto, si a los psicomotricistas nos ha llevado un mínimo de dos años de formación?
No es fácil, nunca ha sido fácil contar algo complejo de forma sencilla. Pero me voy a aventurar. Voy a intentar explicar qué es la Psicomotricidad pensando, en cómo me hubiese gustado a mí recibirlo. Quiero que os sintáis como en vuestra casa, en bata y con zapatillas, porque vamos a charlotear y cotillear sobre la psicomotricidad. Por qué no, sácate unas pastas y un té que empezamos!
La psicomotricidad es la psicología del movimiento. Nos Movemos diferentes si estamos tristes, enfadados, alegres o nerviosos, y es que nuestro cuerpo está conectado con nuestra mente y nuestras emociones
La psicomotricidad como su nombre indica es la psicología del movimiento. Nos movemos diferente si estamos tristes, enfadados, alegres, nerviosos y es que nuestro cuerpo está conectado con nuestra mente y con nuestras emociones. Por ejemplo si estamos tristes nuestro movimiento suele ser más lento, solemos estar más blanditos y es como si quisiéramos que nos tragara la tierra. Si estamos enfadados, se nos acelera el ritmo, estamos en tensión, con ganas de encontrar algo para descargar la mala leche.
Cuando uno piensa o se siente diferente también se mueve de otra manera; cuando sientes y piensas que se te ha pasado el enfado te mueves de otra manera más calmada. El pensamiento y el sentimiento cambia nuestro movimiento. Pero, y aquí está el quid de la cuestión, si cambias tu movimiento también lograrás transformar pensamientos y emociones. A quien no le ha pasado, estar de muy mala leche, salir a hacer footing y volver a casa más calmado; en este caso el movimiento ha causado la relajación de la emoción.
¿Y por qué os cuento esto? porque la Psicomotricidad es el arte de mover y moverse para soltar emociones que nos bloquean. Y tiene como objetivo soltar y deshacer estos nudos y bloqueos impidiendo así las dificultades que pueden generar en el desarrollo de los niños y niñas.
Exteriorizar las emociones es necesario. Es fácil enseñar a las personas que te rodean tu alegría y tu luz, pero cuando no nos apetece sonreír y queremos llorar o gritar, ¿Qué hacemos? Muchas veces inhibimos lo que sentimos por diferentes motivos, pero eso no significa que la emoción haya desaparecido.
Un sentimiento que se queda bloqueado puede determinar una conducta. En otros casos las emociones no se quedan con nosotros demasiado tiempo, pero no somos capaces de gestionar y comunicar lo que nos pasa de manera adecuada, y nos descargamos de lo que hemos vivido como podemos. ¿Os suenan de algo las rabietas?
En algunos casos se queda con nosotros durante tiempo. Por ejemplo; cuando estamos con nuestros hijos e hijas y está nuestro amigo pesado que no para de tomarles el pelo. No siempre es sencillo para todos los niños y niñas decirle que pare, que no les gusta y por lo general callan y se llevan esa emoción para casa. Si esta situación se da de manera reiterada, puede ocurrir que con el paso del tiempo se acaben avergonzando ante la presencia del adulto y que incluso lleguen a mostrarse inhibidos ante cualquier figura adulta. Esto solamente es un ejemplo, no vayamos a echarle la bronca a nuestro amigo pesado, puede pasar o no, pero lo que quiero decir es que un sentimiento puede determinar la forma de relacionarse. Un sentimiento que se queda bloqueado puede determinar una conducta.
En otros casos, esta emoción no nos hace compañía por mucho tiempo, pero el bloqueo emocional impide gestionar y comunicar lo que les pasa de una manera apropiada. Se descargan de lo que han vivido como pueden. Gotita a gotita se llena el vaso, y cuando el vaso está lleno, se monta la Marimorena. ¿Os suena de algo? gritan como si no hubiera un mañana, golpean, empujan, lo que es una rabieta en toda regla. Y que os voy a decir, ¿acaso a nosotros no nos pasa? Después de un largo y duro día de trabajo, aguantando tonterías más de lo habitual, encuentras que el mando de la tele no está en su sitio y empieza la batalla; “es que siempre lo dejas donde hay que levantarse, como quieres que sepa donde esta si siempre debería estar en el mismo sitio, no piensas en mi y en lo mucho que necesito este rato para relajarme, solo piensas en lo que tu necesitas…”suma y sigue hasta que explota la situación. Detrás de esto, hay un sentimiento que no se ha podido liberar cuando era el momento, no hemos sido capaces de gestionar con calma y paciencia y la emoción ahora está buscando escapatoria para recuperar nuestro equilibrio emocional.
Conocí a una pareja que cuando comenzaba este tipo de situaciones, la mujer le decía a su pareja; “Vete a patinar y luego hablamos”. El hombre cogía sus patines de mala leche y salía a patinar 30 minutos. Pues mira, volvía como nuevo; calmado, sereno, comunicador, pacifico… y es que todas las tensiones del trabajo en vez de vomitarlas a su pareja las descargaba patinando.
Nosotros tenemos más estrategias para exteriorizar nuestras emociones, no digo que las utilicemos, pero tenerlas, las tenemos. Tenemos el habla, podemos mantener una conversación, llevamos más tiempo conociendo nuestro cuerpo y nuestras emociones, podemos identificar cuales son las situaciones que nos molestan… algo más de experiencia tenemos. Nuestras niñas y niños todavía tienen un camino largo para comprender sus emociones.
La infancia, es una montaña rusa de emociones. Normalmente pasan por momentos con gran carga emocional como; nacer, separarse de la madre y padre, ir al colegio, tener hermanos, hacer mudanzas y obras, conflictos con sus iguales… y durante el día a día también hay momentos de estrés. No es fácil gestionar todos estos sentimientos; seguro que os ha pasado, ¿las mudanzas no os parecen caóticas? Entre los adultos nos desahogamos mediante la conversación pero los niños y niñas gestionan sus emociones mediante el cuerpo y su movimiento. Y para que esto se dé debe haber momentos para la expresividad motriz. ¡Palabreja de Psicomotricidad! Tienen que tener un espacio para que puedan moverse, jugar y estar acompañados de profesionales que sepan interpretar y dar respuesta a lo que les ocurre.
Como he dicho antes, si no se enfrentan a lo que les bloquea se llenan y se llenan y luego explotan porque tu no le has dejado apoyar el vaso donde ellos querían ponerlo. El no saber gestionar una emoción les trae rabia y enfado y esto es con lo que muchas veces nos toca lidiar en nuestro día a día.
El cuerpo es el templo de las emociones y del pensamiento. Por lo que para nosotros, los psicomotricistas, el cuerpo es el punto de partida para el trabajo emocional que hacemos con vuestras hijas e hijos.
En Psicomotricidad se facilita la expresión del sentimiento para un desarrollo emocional, cognitivo, físico y social armónico.
Bueno, ¡vaya rollo con la emoción! Es cierto, en Psicomotricidad se facilita la expresión del sentimiento para un desarrollo emocional, cognitivo, físico y social armónico. Pero además creamos un espacio seguro sin riesgos donde los niños y niñas juegan y se socializan y como consecuencia entran en conflicto y diferencias. El conflicto es el momento perfecto para aprender algo. No hay que huir de él, es el momento para escuchar, hablar, acordar y aprender. Es un momento de ajuste. ¿Y qué es la vida si no un ajuste continuo? Desde que nacemos tenemos que ajustarnos, a la gravedad, a la temperatura, a los olores, nuestra familia, a las amigas, a la escuela, a los nuevos trabajos, a las manías de tu pareja, a los vecinos, al del super, al tráfico, al clima; la vida es ajuste y poder practicarlo desde pequeños les amplía estrategias de vida.
Además, el hecho de que la sesión de psicomotricidad implique un espacio de no juicio, hace poner en marcha el cuerpo, y esto favorece que las niñas y niños conozcan y controlen su cuerpo y aprendan a dominar y adaptar su movimiento corporal a las diferentes acciones. En la sala de psicomotricidad pueden también descargar libremente y sin culpa su impulsividad, lo que será determinante para su equilibrio afectivo. Al sentirse más seguros emocionalmente y corporalmente reafirman su autoconcepto y autoestima creando la seguridad corporal y emocional necesaria para el desarrollo cognitivo armónico.
Espero que estas líneas os hayan ayudado y acercado un poquito más al mundo de la psicomotricidad. Esto solo es nuestro primer charloteo, habrá más momentos de conexión! Si tenéis ganas de profundizar un poquito más en el tema o si quereis saber mas de alguna otra cosilla os espero con los brazos bien abiertos, y con ganas de leer vuestros comentarios! Mientras tanto a hacer mucho footing y a dar muchos abrazos! Y con esto y un bizcocho, hasta el próximo artículo!
Maialen Iturrizaga Aranberri